Si bien es cierto que con el pasar los años los resultados prevalecieron por encima del juego o buen andar del equipo, siempre aparece un club que viene haciendo bien las cosas años atrás y que pacientemente espera las consagraciones. La historia del Halcón de Varela es un claro ejemplo de esto que contamos.
Desde aquel
ascenso de Defensa y Justicia en 2014 de la mano de Diego Cocca, el club sostuvo una idea futbolística que era de un fútbol atractivo, de proponer, de atacar, de asociación colectiva, pero mantuvo siempre una idea de juego. Paso del ascenso con Cocca, a contratar a Ariel Holán y hacer de revalidar el buen juego y la competitividad, un paso después fue subcampeón de la liga con Sebastián Beccacece, en medio de los técnicos que pasaron por la institución, el club sostuvo 4 años seguidos jugando competición internacional y hoy después de tantos intentos, alzó su primera Copa Sudamericana, su primera como internacional.
El crecimiento institucional de Defensa y Justicia es digno de resaltar, porque gerencialmente se ha manejado de muy buena manera y siempre colocando al club por encima de cualquier jugador. Inversiones en inferiores, gastos necesarios en instalaciones en el club, buenas contrataciones de jugadores descartados por algún grande, pero que recalan en el Halcón y vuelan alto.
Un equipo que afrontó la Copa Libertadores y la Sudamericana solo con dos jugadores que estuvieron en el proceso anterior al de Crespo, pero que con jugadores a préstamos y dándole mucho rodaje a las inferiores logra salir campeón y escribir su nombre en la historia del club.
La copa más importante en el palmarés de Defensa y Justicia, la consiguió un ídolo indiscutido en la Argentina, pero esta es una muestra más que el que cosecha y lo hace cumpliendo los procesos, a su momento recoge los frutos, recoge los triunfos.
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